16Dic
Hoy día 19 de noviembre es el Día Mundial del retrete, una celebración de las Naciones Unidas que tiene como objetivo crear conciencia sobre los 4.200 millones de personas que carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
Con este reconocimiento se quiere adoptar medidas que permitan dar respuesta a la crisis de saneamiento mundial y lograr el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible, que tiene como objetivo garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos de aquí a 2030.
Este año, la celebración se ha enfocado en el cambio climático. Sus efectos (inundaciones, sequía y aumento del nivel del mar) amenazan los sistemas de saneamiento, desde los inodoros hasta las fosas sépticas y las plantas de tratamiento. Las inundaciones, por ejemplo, pueden contaminar los pozos utilizados para el agua potable o dañar los inodoros y esparcir los desechos humanos a las poblaciones y sus cultivos alimentarios, causando enfermedades crónicas y mortales. Las consecuencias del cambio climático son cada vez peores y provocan emergencias de salud pública y degradación del medio ambiente.
Actualmente, hay 4.200 millones de personas que viven sin acceso a un saneamiento seguro. En lugar de ello, a menudo utilizan inodoros poco fiables e inadecuados, o practican la defecación al aire libre. Los residuos humanos sin tratar salen al medio ambiente y propagan enfermedades mortales y crónicas. Los sistemas de saneamiento sostenibles, combinados con las instalaciones y el conocimiento para practicar una buena higiene, son una fuerte defensa contra COVID-19 y futuros brotes de enfermedades.
Todos deben tener un saneamiento sostenible que pueda soportar el cambio climático y mantener las comunidades saludables y en funcionamiento.
A nivel mundial, el 80% de las aguas residuales generadas por la sociedad vuelve al ecosistema sin ser tratadas ni reutilizadas. Las aguas residuales y los lodos de los inodoros contienen agua, nutrientes y energía valiosos. Los sistemas de saneamiento sostenibles también hacen un uso productivo de los residuos para impulsar la agricultura de forma segura y reducir y capturar las emisiones para obtener una energía más verde.